Las 8 fases del Yoga.
El Yoga no solamente es un ejercicio físico donde se adoptan posturas tipo “pretzel” con nombres en una lengua antigua como el sánscrito (que no muchos comprendemos) y distintas técnicas de respiración, donde escuchamos de vez en cuando un mantra o recitamos y repetimos un OM aun cuando las primeras veces este sonido nos causa risa. El Yoga es una filosofía de vida que implica prácticas físicas, principios morales y éticos que debemos trasladar del mat al día a día, practicar con disciplina y constancia para lograr esa “liberación” que se busca con este aprendizaje, se trata de examinar el espíritu humano con relación al mundo material en el que vivimos y cómo alcanzar liberarnos del sufrimiento que conlleva la vida con sus altos y bajos.
Aunque en Occidente es hasta finales del siglo XIX (en Europa) donde se empieza a escuchar sobre el Yoga, esta es una disciplina que lleva practicándose en India y zonas a su alrededor desde hace cientos de años. En América, específicamente en Estados Unidos es en los años 20 que llegan los primeros Yoguis (persona que practica Yoga) y durante los años 70 cuando se logra un auge en mayor cantidad de comunidades (se publica la primera revista “Yoga Journal” en el año 1975).
Patanjali considerado por muchos como el “Padre del Yoga moderno” es quien recopila y sintetiza en 196 frases cortas, precisas y concisas la filosofía del yoga en el tratado llamado “Los Yoga Sutras”. La palabra SUTRA significa hilo y en esta recopilación Patanjali traza los lineamientos que indican cómo debemos practicar, los pasos para lograr el fin último del Yoga y los principios morales que debemos adoptar (Yamas y Niyamas) para crear una vida sana, llena de energía e integridad tanto en nuestro cuerpo como en nuestra alma.
Los Yoga Sutras indican que el practicante con disciplina, determinación y mucha práctica va a lograr disminuir las fluctuaciones de la mente, liberarse de ataduras que causan sufrimiento y vivir una vida plena si se siguen estas 8 guías del Yoga, entendiendo que no es un sistema lineal sino que estas se entrelazan y complementan entre si.
Los 8 pasos o fases del Yoga son:
Yamas: 5 principios para convivir en sociedad de la mejor manera posible evitando acciones que causen sufrimiento al prójimo, entre ellos está la “no violencia”, interpretada como no hacer daño de ninguna forma a nadie con nuestras acciones, omisiones, palabras, pensamientos y deseos.
Niyamas: principios morales que debo observar y que guiarán mi ser interior para cargar con un alma liviana, creando una energía positiva y de servicio a mi alrededor. Entre ellas agradecer y estar satisfecho con lo que tengo, aceptando la etapa que estoy atravesando en mi vida.
Āsanas: es la parte física del yoga, las posturas que se practican para fortalecer y purificar el cuerpo, que con ayuda de la respiración y el control de la mente nos permiten descubrir nuestras fortalezas, debilidades físicas y emocionales en cada uno de nosotros.
Prāņāyāma: distintas técnicas de respiración que se han enseñado por años de años en esta disciplina, unas con el objetivo de relajar la mente, otras para purificar y balancear la energía en el cuerpo y otras que ayudan al manejo de las emociones ante las distintas situaciones que enfrentamos cada día. La respiración ayuda a regular nuestro sistema nervioso central, además de variar el tipo de ondas cerebrales que se producen en la mente.
Pratyāhāra: se dice que es “anular” los cinco sentidos, PRATY: contra + AHARA: nutrir los sentidos. Al no alimentar la mente con los sentidos esta no se distrae, este es el puente entre el mundo material-externo y el trascendental o espiritual-interno. Al controlar nuestros sentidos y lograr que los sonidos, olores y sensaciones del cuerpo no distraigan la mente es el primer paso hacia la meditación.
Dhāraņā: significa concentración. Una vez controlados los sentidos, enfocamos nuestra mente en un pensamiento u objeto específico. No se trata de dejar la mente en blanco como muchas veces pensamos, sino controlar esta y dirigir la atención plena y total al objeto en el que me enfoco (puede ser una afirmación, un objeto material o un pensamiento específico).
Dhyāna: meditación, consiste en mantener la concentración en la mente hasta quedar absorto en el objeto de la meditación. Para lograrlo se necesita mucha práctica, compromiso y una buena postura. El cuerpo está relajado y quieto pero no dormido, atento al pensamiento o objeto de meditación en el que estoy trabajando.
Samādhi: más que una fase es el resultado de la práctica. Muchos piensan que este estado solo lo logran personas sabias y preparadas en este tipo de técnicas, sin embargo cada uno de nosotros hemos experimentado un sentimiento de satisfacción, alegría y gozo haciendo algo que nos gusta, sin preguntarnos qué sigue después ni hacia dónde vamos pues sólo estamos presentes en esa actividad, experiencia y momento sintiendo nuestra alma en paz y feliz.
Cada vez que vamos al mat tratemos de no limitar la experiencia sólo al aspecto físico, pensemos que estamos trabajando desde fuera (cuerpo) hacia adentro (mente y espíritu) o viceversa para aprender de nosotros mismos, de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma y así convertirnos en mejores personas dentro y fuera del mat.