Mamá orgullosa de dos hijas, muchos años y aventuras compartidas con Eduardo, Abogada-Notaria, Jungian Life Coach, hija, hermana y tía enamorada. Nací en Costa Rica, tierra que me enseñó a vivir con el corazón abierto y donde el “Pura Vida” representa esa libertad que sigo buscando dentro de mi ser. Me encanta leer, caminar, escuchar música y disfrutar los momentos sencillos — una buena comida, una larga conversación o un juego de mesa junto a familiares y amig@s.

Mi pasión por el yoga nació en el año 2001 en Scottsdale, Arizona. Desde entonces, los principios morales, éticos y espirituales de esta disciplina pasaron a formar parte esencial de mi vida. Mi cuerpo se fortalecía, mi mente se aquietaba y el mat se convirtió en mi refugio, ese lugar sagrado donde siempre quiero volver para reencontrarme conmigo misma, cultivar mi mejor versión y reconectar con lo que realmente importa.

En Julio de 2010, la vida me enseñó con firmeza que el yoga va más allá de las posturas. Tras una isquemia cerebral que paralizó medio lado de mi cuerpo, entendí que nada es permanente y todo puede cambiar en un instante. Lo que parecía un simple dolor de cabeza se convirtió en una pausa forzada, una llamada urgente a mirar dentro y rehacer mi vida. Comencé sanando mi fe, ajustando prioridades y escuchando a profundidad cada rincón de mi cuerpo y mis emociones. En ese proceso, fue el yoga — en su forma más completa y transformadora — lo que me dio las herramientas para sanar, reinventarme y caminar con conciencia hacia una vida más pura y balanceada.